Barcelona Clásica: Esther Pinyol: "La gente piensa que el arpa es un instrumento angelical, pero en realidad es físicamente muy duro"

sábado, 17 de octubre de 2015

Esther Pinyol: "La gente piensa que el arpa es un instrumento angelical, pero en realidad es físicamente muy duro"

Domingo día 18 comienza en la Casa Milà de Barcelona la nueva temporada de las Residencias Musicales que organiza la Fundació Catalunya-La Pedrera.

Este ciclo de conciertos supone una gran oportunidad para que jóvenes promesas de la música en Catalunya se puedan presentar al público local, muchas veces en formaciones de cámara poco habituales y con repertorios innovadores difíciles de encontrar en otros ciclos de conciertos. 

La artista encargada de abril y cerrar las Residencias Musicales de 2015/2016 es un perfecto ejemplo de este hecho. Esther Pinyol, con 25 años, ha sido la primera graduada en arpa que ha salido del ESMUC y ya tiene una interesante experiencia profesional, bien formando parte de orquestas, bien como integrante de grupos de cámara.

Ella misma nos explica su trayectoria y la propuesta artística que quiere presentar en La Pedrera.

Barcelona Clásica: ¿Cómo te sentiste atraída por el arpa?
Esther Pinyol: Fue a los cuatro años. Mis padres me llevaban a ver conciertos y en uno de ellos vi un arpa. Por lo visto desde entonces empecé a pedir que quería tocar este instrumento.

B.C. ¿Y cómo comienzas los estudios de un instrumento tan poco común?
E.P. Soy de Vilanova y en la escuela de música a la que iba, Freqüències, no había profesor de arpa, pero me buscaron una, Isabel Mayné. Así que desde bien pequeña ya tocaba algunas cancioncillas.

Foto: Esther Pinyol
B.C. ¿Qué recuerdas de las diferentes escuelas y profesores por los que has pasado?
E.P. De Freqüències recuerdo el ambiente, la ilusión de los inicios. Todos formábamos una familia. Pero tuve que seguir con los estudios fuera y vine a Barcelona a hacer el grado medio en el Conservatori del Liceu, con  Lina Serracarabassa. Esta profesora ha sido fundamental para mí: es muy exigente. Todavía voy a hacer clases con ella de vez en cuando.
El grado superior y el máster los cursé en la ESMUC, con Magdalena Barrera, solista de arpa de la OBC. De esta profesora valoro especialmente el hecho de que me ha acercado al mundo de la orquesta. Estas dos maestras son mi referente profesional.
B.C. De hecho, pese a tu juventud, ya has debutado con la OBC...
E.P. Si. Me acordaré toda la vida. Fue con Les Images de Debussy, una obra en la que hay dos arpas. Mi profesora me ofreció la posibilidad de colaborar. ¡Incluso hice la parte solista de la segunda arpa!

B.C. ¿Qué otras experiencias tienes con orquestas?
E.P.
Fue muy importante entrar en la Jove Orquestra Nacional de Catalunya, porque mi sueño es formar parte de una orquesta. He estado en la JONC desde los 17 hasta los 23 años, y esta etapa me ha permitido participar en otras experiencias de orquestas, como la Mahler Chamber Orchestra, a nivel europeo, o la Jove Orquestra Nacional d’Espanya (JONDE), a la que me incorporé a partir de los 20 años y hasta los 24.

B.C. ¿Qué recuerdas de tus actuaciones en salas importantes en las que has podido actuar con estas formaciones?
E.P.
Pues me impactó especialmente mi primera actuación en el Palau de la Música, con la JONC. De las esculturas en el escenario, la primera ninfa a la derecha es la que lleva la lira, y era la primera vez que la veía. Me sentí muy acompañada durante el concierto.

B.C. ¿Qué sientes como lo mejor y lo peor del arpa?
E.P.
Siempre he tenido clarísimo que mi instrumento es el arpa. Me apasiona. Es una parte de mí. Respecto a las dificultades, diría que encontrar un arpa ya es una. No es un instrumento barato: una de calidad profesional cuesta a partir de 20.000 euros. Tampcoo no es ligera: pesa 45 kilos, lo que la hace difícil de transportar. Pero, ante cualquier dificultad, yo soy optimista: si quieres algo, tienes que luchar por ello.

Foto: Esther Pinyol
B.C. No sabíamos que tocar el arpa podía ser tan exigente a nivel físico...
E.P.
Muchas veces la gente piensa que es un instrumento angelical, pero en realidad es físicamente muy duro. La posición no resulta nada fácil: has de aguantar parte del peso con el cuerpo, los brazos han de estar entensión y, además, el instrumento tiene siete pedales. El intérprete ha de tener la espalda fuerte: las horas de gimnasio son tan improtantes como las de estudio. Y si pruebas a tocar una cuerda, verás que, al principio, no suena nada. ¡Y hace daño!

B.C. ¿Qué quieres demostrar con el ciclo de conciertos que ofrecerás en La Pedrera?
E.P.
Me gustaría que el público vea que el arpa es un instrumento igual de competente que un violín o un piano. También quiero que, a nivel personal, me permita afrontar nuevas obras. No hay demasiado repertorio de música de cámara para formaciones con arpa: puede parecer un instrumento clásico, pero el repertorio del arpa de pedales es mayoritariamente de principios del siglo XIX hacia adelante.

En el primer concierto, ofreceremos dos duetos: uno de arpa y piano, con un programa con obras de Turina, Salzedo y  Bazelaire que no se ha tocado nunca en Catalunya y otro de arpa y flauta, con composicones de Rota, Bozza, Berthomieu y Scott.

El segundo concierto serà de una formación bien innovadora: arpa y marimba. He encargado una nueva pieza de solo de arpa a Albert Guinovart. Una de las cosas que podremos reivindicar con este programa es que el arpa también puede estar próxima a la música más moderna y a otros géneros, como la salsa y el mambo.
Esther Pinyol y Ferran Cerceller, dueto de arpa y marimba
Y el tercer concierto será un cuarteto de cuerda, flauta, clarinete y arpa con obras de Borodová, Debussy, Rousell, Barnes, un estreno de Marc Timón, un compositor de BSO que me gusta mucho, y de Ravel, el primero que escribió música para esta formación de septeto.

B.C. ¿Cómo te ves en el futuro?
E.P. Con mi pareja, Ferran Carceller, tenemos la formación de arpa y marimba, muy innovadora. Muchas veces, hemos de encargar obras nuevas a los compositores para poder tener un repertorio adecuado. Asímismo, ahora estoy en la bolsa de trabajo de la Orquesta de Tenerife y colaboro con la Orquestra Camera Musicae, la Giorquestra  y la Orquestra Verum de Madrid, entre otras. A largo plazo, me veo compaginando el trabajo de música de cámara con la actividad en orquestas. Al fin y al cabo, la música sinfónica no deja de ser una formación de cámara en grande.

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